martes, 13 de enero de 2015

?Teemos que ver con eso, o no?

RAFAEL CARELA RAMOS Hay hechos que denotan falta de sentido de pertenencia o de control administrativo, y que lastran la producción y los servicios, tirando por la borda los grandes esfuerzos que realiza el país para mejorar la calidad de vida de la población. Trato el tema, porque el pasado 29 de diciembre, en horas del mediodía, estando en la cola del pan de una panadería de mi comunidad, un individuo tosía continuamente, seguramente víctima de un virus invernal, en tanto los sartenes de este alimento, acabados de salir del horno, se refrescaban con el aire que hacía a la entrada del centro. Mientras el grupo esperaba pacientemente a que se enfriara el pan para su venta, uno de la cola, el que tosía con la mano en la boca, entró a la unidad y se puso a conversar con el dependiente, que sentado en una banqueta, también le daba tiempo al tiempo. Un poco inquieto, el hombre se puso a palpar con las manos algunos panes, para comprobar su estado de calor. Dijo algo, y el dependiente también palpó el pan. Después este se levantó y empezó a despachar el alimento. La escena me hizo reflexionar. ¿Cómo una persona no trabajadora de un centro de producción de alimentos puede entrar sin que nadie le diga nada? ¿Por qué el dependiente lo dejó hacer lo que hizo? En ese instante salió un trabajador, que por su vestimenta con bata y gorro blancos, así como polvo de harina en las manos y brazos, evidentemente era un hacedor de pan, un panadero de la unidad. Al informarle lo que había visto, me dijo con la mayor tranquilidad del mundo:” Yo no tengo que ver con eso”. Mal debe andar la disciplina, el control y la exigencia administrativa en un centro para que esto ocurra, y quizás cualquier otra cosa que pueda ir más allá de las indisciplinas. He estado en numerosas reuniones en donde se han realizado análisis sobre indisciplinas, ilegalidades y delitos cometidos, y como causas y condiciones asoman, precisamente, la falta de control y exigencia de quienes tienen la responsabilidad institucional de hacerlo, y la indiferencia de parte del colectivo. Tanto es así, que la gran mayoría de los casos de los tipos anteriormente mencionados, han sido detectados por la Policía, no por el sistema de vigilancia interno, ni por la guardia obrera, ni por los CVP, ni por cuadros o funcionarios de empresas y entidades. Y en relación con el panadero que “no tiene que ver con eso”, y el dependiente tolerante, habría que preguntarles, ¿quién tiene que ver con el pan de bajo peso, o si el pan está mal cocido o sin el más mínimo vestigio de grasa, o cuando este alimento no sale a la hora establecida?. Del mismo modo les preguntaría si estarían de acuerdo con una atención médica sin calidad, si la maestra no enseñara bien a sus hijos, si el chofer no parara la guagua que espera en la parada, o si le gustaría comer alimentos contaminados o con unos cubiertos mal higienizados. Esta historia pudo ser diferente, si los trabajadores del caso tuvieran sentido de pertenencia y disciplina laboral, y si sus jefes controlaran y exigieran, tal como se nos llama y necesitamos hacerlo. Pienso que en muchas cosas, todos tenemos que ver un poco, de un modo u otro, y que nuestros actuales problemas y deficiencias, de los que tanto nos quejamos, sólo podremos resolverlos cuando se adquiera plena conciencia de ello.

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