lunes, 23 de enero de 2017

Para mejorar la mesa

Rafael Carela Ramos Podría parecer una verdad de Perogrullo la afirmación del titular de este trabajo, si no fuera porque desde hace años viene insistiéndose en el tema, con el resultado de muy modestos avances. Si usted revisa los informes anuales de los Ministerios de Economía y Planificación, Finanzas y Precios, y los de la máxima dirección del país, en las últimas décadas, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, siempre encontrará este llamado a buscar las fórmulas que nos permitan alcanzar el propósito de incrementar la producción, tanto agropecuaria como industrial. Y es así, porque no hay otra forma de tener lo que necesitamos, entre otras cosas, de carácter financiero, organizativo, científico y técnico, que trabajando duro y al mismo tiempo de forma eficiente. Esto no niega las circunstancias que puede influir negativamente en los resultados de un determinado período, como el pasado año, es decir, las limitaciones financieras a causa de la caída en los ingresos por exportaciones por la disminución de los precios de los principales rubros, las afectaciones en las relaciones de cooperación con otros países y los insuficientes suministros de combustibles, además de las graves afectaciones del bloqueo de EE.UU. En el último Período Ordinario de Sesiones de la actual Legislatura de la Asamblea Nacional, el ministro de Economía, Ricardo Cabrisas, informó que respecto a los alimentos, el país “proyecta importar para el presente año 1 750 millones 200 mil dólares, 82 millones más que el estimado en el 2016”. Con ello, se respaldan las demandas de productos destinados a la población; las materias primas para la industria alimentaria y la producción de alimento animal. Es verdad que el monto proyectado es inferior a los de aquellos años atrás en que remontaba a más de 3 mil ó 4 mil millones de dólares en importaciones, pero un país subdesarrollado del tercer mundo, tiene que saber aprovechar sus recursos naturales y humanos para poder avanzar en este mundo desigual, donde las corporaciones transnacionales de los países dominan desarrollados dominan el mercado internacional en todos los aspectos. El también vicepresidente del Consejo de Ministros reconoció que la producción agrícola está reaccionando positivamente, aunque con incrementos todavía discretos, pero frente a una industria alimentaria con limitaciones para dar respuesta a tales incrementos. Y aseguró que “el principio de que la industria debe estimular la producción agrícola no se cumple, lo que incide además en el nivel de importaciones que debe realizar el país”. “Por tal motivo, debemos proponer un programa acelerado- apuntó-, aunque a mediano plazo, que permita recuperar esta industria y ponerla en capacidad de dar respuesta, tanto a la demanda nacional como al aumento de visitantes”. De lo que se trata es de invertir en lo que rinda más frutos: elevar el control y la exigencia por parte de los que tienen esa responsabilidad; trabajar más y mejor.

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