lunes, 27 de enero de 2020

Desagravio a José Martí

Rafael Carela Ramos Para los cubanos comprometidos con los destinos del país, el Héroe Nacional José Martí Pérez es el alma de Cuba, una figura que a los casi 125 años de su caída en combate, todavía sigue inspirando a los patriotas de esta isla indomable. Martí es un adalid de la unidad; un hombre que supo unir a los combatientes históricos de las guerras de independencia con los pinos nuevos, y organizar la “Guerra necesaria” de 1895, que dio al traste finalmente con la dominación de la metrópoli española aquí. Pero el Apóstol de la independencia de Cuba no sólo tiene el enorme mérito de ser el cubano más grande del pasado siglo XIX, sino que su luz se proyecta más acá, y fue reconocido por el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, como el autor intelectual de la Revolución cubana, y hoy, en pleno siglo XXI, su pensamiento y acción siguen guiando a los cubanos en su lucha contra las pretensiones del imperialismo norteamericano de poner de rodillas a nuestro pueblo, fidelista y martiano, propósito que no han logrado en más de 60 años de enfrentamientos de todo tipo. Todo cuanto se diga es poco para rechazar, con eterno rencor, la profanación que hicieron varios individuos –ya arrestados y confesos- a algunos bustos de Martí, el pasado 1 de enero, hecho divulgado por algunos medios “alternativos” a través de internet, que están al servicio de quienes orquestan campañas contra Cuba. La nota sobre lo ocurrido, dada a conocer por la prensa nacional, afirma que “mientras que reconocidos seguidores de la derecha de Miami aprobaban estos actos de manera entusiasta, la afrenta del simbolismo que encarna la figura del prócer de nuestra independencia generó una gran ola de repulsa en las redes sociales”. Como señalara Marti en su obra El presidio político en Cuba, escrito en 1871, a los 18 años de edad, “Cuando todo se olvida, cuando todo se pierde, cuando en el mar de lo confuso de las miserias humanas el Dios del tiempo revuelve algunas veces las olas y halla las vergüenzas de una nación, no encuentra nunca en ellas la compasión ni el sentimiento. La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desagarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás”. (Disculpen el error de repetir este trabajo, pues no estaba destinado a este sitio.)

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