miércoles, 4 de marzo de 2015

Santiago de Cuba hacia su Aniversario 500

LA FIGURA ECUESTRE DEL GENERAL DE ANTONIO MACEO RAFAEL CARELA RAMOS Dicen algunos que el hombre montado a caballo y con el brazo extendido hacia el Este, está como llamando a los orientales al combate de todos los días. No faltan los que afirman que es como un guardián a la entrada de la ciudad de Santiago de Cuba, que influye con en el actuar y el sentir de los santiagueros, enfrascados por estos días en un duro bregar para sacudirse de las graves afectaciones causadas por el paso del huracán “Sandy” en octubre del 2012, y trasformar y embellecer el territorio. Se trata de la estatua ecuestre del general Antonio Maceo, situada en la Plaza de la Revolución que lleva su nombre, una obra monumental del escultor Alberto Lescay Merencio, que se roba la mirada de todo el que transita por allí. Mucho amor y dedicación debe haber dedicado para sintetizar en esta obra toda la fuerza del brazo y la mente del este guerrero de humilde cuna y elevado espíritu patriótico, que no dudó en exponerse a recibir 27 heridas de bala en las peripecias en que perder la vida podía ser el precio de de contribuir a la libertad de la Patria del colonizador español, hace más de un siglo. La hazaña que realizara junto a Máximo Gómez de llevar a cabo la invasión de Oriente a Occidente, y con ello trasladar la guerra emancipadora hacia allá, es considerada por no pocos historiadores como la hazaña militar más grande del siglo XIX. De alguna manera, la estatua ecuestre de bronce del general Antonio, la más alta del país con 16 metros de altura y un peso de 90 toneladas, y que forma parte del entorno político cultural de la entrada a la Ciudad Héroe, nos sigue indicando el ineludible camino a seguir más allá de la luz de cualquier túnel

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