viernes, 29 de mayo de 2015

Regular para bien

RAFAEL CARELA RAMOS #SantiagodeCuba.-Dicen estudiosos de la filosofía, que ser dialéctico es hacer en un momento y lugar determinados, lo que sea más racional. Fidel lo dijo con un lenguaje más claro: “Cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Esto es como una inteligente guía para la acción, que se adecua lo mismo a la sociedad, que a la familia o en el aspecto individual. Por eso, a mi juicio, es un momento adecuado para reflexionar acerca de medidas que se han adoptado en nuestro comercio, sobre todo en lo que se refiere a la venta liberada de algunos productos alimenticios en la red minorista. Liberar la venta de productos, puede ser señal de que avanzamos y nos vamos despojando de las limitaciones de lo normado; pero también, cuando esto se hace sin medida, puede dar lugar a crear las condiciones para la entronización del desorden, y se sabe que a venta revuelta, revuelta ganancia de revendedores. Digo esto porque, en los últimos tiempos he visto a no pocos individuos, realizar compras de sacos de “panes especiales”, en panaderías afines; jabas de pelly, en el mercado ideal; sartenes de panecillos, en dulcería; cajas de masa de hamburguesa, en pescadería; y varios files de huevos, en carnicerías. No creo que tales cantidades sean para el consumo del promedio de miembros de la familia cubana (4-5), sino más bien para el uso comercial, en buen español, para la posterior reventa de esos productos. Así me lo revelaba un ciudadano vecino de Vista Hermosa, quien me dijo que, por ejemplo, la venta de un libra de masa de hamburguesa de pescado, en el mercado subterráneo allí, es de 10 pesos, el doble de lo que cuesta en la pescadería estatal. Pienso que no estamos en condiciones de liberar, sin regulación, ciertos productos alimenticios de alta demanda popular o que son deficitarios, para que alcancen a un mayor número de la mesa familiar. Con ese mismo objetivo se ha regulado este año la venta de papas a cinco libras por persona. ¿ Por qué no hacerlo igual con otros alimentos, que en la forma actual en que se ofertan, propician el desorden en las colas, los privilegios y las ilegalidades? He conversado con un amigo lector que fue bodeguero antes del triunfo de la Revolución y me expresó que entonces se llegó a topar por el gobierno el precio de productos de primera necesidad. Ahora no de trata de precios –que es un tema para tratar también-, sino de productos con gran demanda popular, para evitar o reducir la reventa ilícita, y que estos alcancen para más personas, en estos momentos en que tenemos ajustado el cinturón, hasta posteriores venturas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario