viernes, 26 de agosto de 2016

La Guerra Chiquita: Un acercamiento breve

Rafael Carela Ramos #SantiagodeCuba.-La Guerra de los 10 años contra el colonialismo español concluyó con el Paco del Zanjón en 1878, calificado por los principales jefes militares mambises como una rendición deshonrosa, porque con ello no se había logrado el objetivo fundamental de la guerra, que era lograr la independencia de Cuba. Este hecho, no eliminó el espíritu de lucha y las ansias libertarias de los cubanos, dignamente representados por el general Antonio Maceo en la conocida Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, cuando en entrevista con el capitán general Martínez Campos, expresó su desacuerdo en el pacto asumido por la Cámara de Representantes de la República en Armas, y que era una paz sin libertad, y su determinación de continuar la guerra contra el ejercito español. Hay historiadores que narran que jefes mambises opinaban que no existían razones en el orden militar que impidieran la continuación de la guerra, y otros que consideraban lo contrario, por el agotamiento de las fuerzas mambisas en tan larga contienda, la falta de recursos y armamentos, y la crisis interna de los aparatos de dirección revolucionaria, que puede resumirse en el “quiebre de la unidad”, característica del proceso del 68. En lo que sí muchos coinciden, es que el Pacto del Zanjón demostró la incapacidad de la burguesía terrateniente presente en la Cámara para seguir dirigiendo la lucha armada por su tendencia a los “compromisos” y la “capitulación”. La Protesta de Baraguá fue un valeroso esfuerzo por continuar la guerra, ahora con una nueva dirección revolucionaria No se detuvieron entonces los esfuerzos conspirativos por reorganizar las fuerzas revolucionarias en el interior y el exterior del país, para continuar la guerra por la independencia cubana. Así, se reanuda la lucha con el estallido de la Guerra Chiquita, el 26 de agosto de 1879. Grupos armados al mando de José Maceo, Guillermón Moncada y Quintín Banderas -que llegaron a ser destacados generales mambises, -se vieron precisados a enfrentarse prematuramente con la guardia civil en las calles de Santiago de Cuba, ante la inminente detención de José, lo cual impidió que llevarán a feliz término el plan que habían concebido, viéndose obligados a alejarse con las pocas armas que habían que poseían. A esto seguirían, más de un mes después, el alzamiento de Limbazo Sánchez en Baracoa, Varona en Tunas, los hermanos Rabí en Santa Rita y Mariano Torres insurgía con varios centenares de personas en Baire, obligando al destacamento español a encerrarse en su fuerte. Un hecho imprevisto significaría un rudo golpe al movimiento independentista, cuando fue detenido el 17 de septiembre en la ciudad de La Habana José Martí, quien tenía en sus manos todos los contactos para el alzamiento en Guines, frustrando las actividades planeadas. Días más tarde, de ese mismo mes, Martí fue deportado a España. El general Antonio Maceo, que para entonces se encontraba el Jamaica, estaba desesperado por embarcarse para llegar a Cuba, pero el 6 de septiembre lo visitó el general Calixto García y le informó la decisión de enviar primero al brigadier Benítez y que sería en jefe en Cuba hasta la llegada de Calixto. Maceo, heroico jefe de los mambises durante la Guerra de los 10 Años, preguntó por qué, a lo que Calixto respondió que “los españoles han dado en decir que esta guerra es de raza (negros y mulatos contra blancos. NR) y aquí los cubanos blancos tienen sus temores. Por eso yo no he creído conveniente, general Maceo, porque se acreditaría lo supuesto.” Según el historiador Raúl Aparicio, Antonio defiende su conducta, y como la cólera le crecía, agitándole, Calixto rata de serenarlo y le dice con franqueza que “pues usted sabe yo lo conozco…no soy capaz de creer tal cosa… Nadie como yo sabe de sus méritos militares y de sus virtudes ciudadanas…” Maceo se traslada a Haití y prepara la invasión a Cuba, apoyado por el gobernador Lamothe, pero un golpe militar lo destituye y el nuevo mandante es todo lo contrario, y más bien lo manda a vigilar, hasta que tiene que salir del país y dirigirse a Santo Domingo. Aunque el general Antonio no cesó de insistir en los esfuerzos en aras de organizar la expedición patriótica, por variados motivos no pudo ser. Un papel importante en esto desempeño la cúpula del Partido Liberal Autonomista que declaró su más acendrada oposición a la lucha armada, afirmando que la revolución que se pretendía no era tal, sino una revuelta de negros contra los blancos, para convertir a Cuba en un segundo Haití. De este modo, desorganizados y dispersos, sin comunicación entre sí, sin recibir ninguna ayuda de la red clandestina de conspiradores en las ciudades ni el apoyo financiero de la burguesía agraria, los jefe insurrectos se mantienen nueve meses alzados, hasta que abortó el movimiento independentista, en diciembre de 1880. Fuentes: -Raúl Aparicio: Hombradía de Antonio Maceo. Ediciones Unión 1967. -Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega: Historia de Cuba. Formación y liberación de la nación (1492-1898). Editorial Pueblo y Educación ,2001. -Historia de Cuba. Dirección Política de las FAR

No hay comentarios:

Publicar un comentario