miércoles, 23 de agosto de 2017

Bastión de la Revolución cubana

Aniversario 57 de la FMC Rafael Carela Ramos El 23 de agosto de 1960, hace 57 años, fue creada la Federación de Mujeres Cubanas, una organización que por su naturaleza y propósitos, constituye un verdadero bastión de la Revolución cubana. La organización fue creada por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y la heroína Vilma Espín, con el objetivo principal, desde su fundación, de lograr la plena incorporación de las mujeres a las transformaciones económicas y sociales del país. Según sus documentos rectores, está estructurada sobre una base territorial, desde el nivel nacional, provincial y municipal, integrada por secretariados profesionales y comités. Estas estructuras se vinculan con las bases a través de las organizaciones que de forma voluntaria funcionan a nivel de las comunidades. Entre los logros promovidos por la Federación están el sistema de guarderías infantiles, los aportes a una moderna legislación para la protección de niños y niñas, así como la consolidación del programa de educación sexual, avances en la política laboral y salarial, y otros que han propiciado el fortalecimiento del papel de la mujer en nuestra sociedad, aspecto en el que hay que seguir trabajando, hasta situarla en el lugar que justamente merecen. De acuerdo con datos publicados por instituciones oficiales, las mujeres representan el 48 % de las personas que laboran en el sector estatal, con el mismo porcentaje en la ocupación de cargos de dirección. Asimismo, en Cuba, el 78,5 % del personal de la salud, alrededor de la mitad de los investigadores científicos, y más del 66 % de la fuerza de mayor calificación técnica y profesional, son mujeres. Muy diferente a lo que ocurría en la etapa prerrevolucionaria, en la que sólo el 17 % de la población laboral activa eran féminas, pues en el común de los casos se dedicaban a las labores de ama de casa. La Federación de Mujeres Cubanas, que se enriquece con el legado de su presidenta eterna, Vilma Espín, es y seguirá siendo un bastión de la Revolución, pues no hay obra imperecedera sin el concurso de la mujer.

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