viernes, 27 de septiembre de 2013

#santiagodecuba ENRUMBAR POR EL CAMINO DEL ORDEN Y LA DISCIPLINA SOCIAL RAFAEL CARELA RAMOS Bajo el toque de corneta de líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, y del presidente cubano, Raúl Castro, llamándonos al combate contra las indisciplinas sociales, la corrupción y el delito, nuestra sociedad renueva hoy las acciones de enfrentamiento a estos fenómenos que lastran el quehacer del país. Con su clara visión de los hechos, en su informe al V Congreso del Partido, Fidel nos alertaba contra aquellos elementos que inducen a diferentes vicios en la sociedad cubana, que van desde el que pretende vivir robando a costa de los demás, hasta el que por incompetencia y negligencia permite que medios y recursos destinados a un fin colectivo, sean usados en beneficio personal, además de quienes son pasivos testigos de tales actitudes. A esto que debemos añadir, como una advertencia no subestimable, sus palabras en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en noviembre del 2005, cuando subrayó que “a esta Revolución no podría destruirla el enemigo, pero sí nosotros mismos, y sería culpa nuestra”. Del mismo modo, Raúl señalaba en su discurso de clausura del Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de Asamblea Nacional del Poder Popular, que “es premisa imprescindible para consolidar el avance de la actualización del modelo económico y no admitir retrocesos contraproducentes, el establecimiento de un clima permanente de orden, disciplina y exigencia en la sociedad cubana”. Y, a pesar de las reflexiones de nuestros dirigentes sobre el tema, de la preocupación y ocupación de directivos, cuadros y otros factores de las comunidades y territorios, así como de personas que no se cansan de denunciarlos en los medios de difusión, continúan manifestándose hechos de corrupción, indisciplinas de todo tipo y delitos, que actualmente se ven como cosa natural, en una muestra clara y lamentable de que se ha afectado la percepción respecto al deber ciudadano ante lo mal hecho. En una edición del pasado mes de agosto, publicamos un comentario sobre las indisciplinas sociales con el título Los puntos en las íes, hoy trataremos algunos aspectos sobre el delito, habida cuenta de su trascendencia social. Un material editado por el Aparato Auxiliar del Partido hace algún tiempo, pero con plena vigencia, y que consultamos a propósito de abordar este tema, nos expone que “todavía hay desórdenes y falta de seguridad en algunos almacenes, descontrol de los medios básicos, incorrecto uso y desvío de recursos, no certificación de la contabilidad, faltantes que no siempre se investigan, y ajustes cargándolos a gastos estatales”. Es una realidad, pues, ¿ de dónde salen muchas de las mercancías y variados artículos que se venden diariamente por nuestras calles? En cada centro de trabajo o entidad, el colectivo laboral debe analizar la situaciones puntuales que se hayan producido, y profundizar en las causas y condiciones que las propician, con el fin de concretar acciones, en aras de impedir que se repitan. Los trabajadores y las organizaciones políticas y de masas de cada lugar deben luchar a brazo partido por erradicar de su entorno cualquier manifestación o indisciplina; pero, el primero que tiene que hacerlo, es el jefe y su consejo de dirección. Como nos recuerda sistemáticamente, Lázaro Expósito Canto, el primer secretario del Partido en la provincia de Santiago de Cuba, proteger los bienes que el Estado ha puesto en sus manos, es responsabilidad institucional de cada directivo, esté donde esté. Y, qué decir del robo y sacrificio del ganado mayor, denunciado por Raúl en su discurso. Aquí hay más de un pecador, pues en principio, los animales tienen que ser cuidados celosamente por sus dueños, que han de ser los más interesados, sea de propiedad estatal o privada, al tiempo que también deben participar en este empeño, la Agricultura y sus dependencias correspondientes, la ANAP, El Consejo Popular, la Policía, los inspectores, etcétera, cada cual en lo que le concierne. No hay tiempo para justificaciones, por que mientras estas esconden deficiencias cuando menos, los matarifes siguen haciendo de las suyas impúnemente, afectando con ello la economía del país y el desarrollo de la ganadería, pues a la hora de cortar cabeza y descuartizar, no les importa si es una novilla, una vaca en gestación, o una recién parida. El delito, la corrupción, como las indisciplinas, afectan a toda la sociedad ética, moral y económicamente, y su erradicación ha de partir de premisas que nacen en el hogar, pasan por el papel educador de la escuela, la comunidad, los medios de difusión, y se funden en la sociedad en su conjunto. Si queremos vencer en esta y cuantas tareas deba enfrentar el país, cada cual debe hacer lo que le toca, y hacerlo bien,

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