miércoles, 18 de febrero de 2015

ESTAR EN LA VIVA

Rafael Carela Ramos #SantiagodeCuba.-Como todos los cubanos que desean el mejor destino para su país, me conmocioné cuando escuché en la voz el presidente Raúl Castro que se había acordado con el mandatario estadounidense, Barack Obama, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Y no era para menos, más de 50 años de hostilidad y agresiones de USA contra Cuba, han significado enormes perjuicios humanos y económicos para esta nación y su pueblo. Este anunciado proceso de normalización de las relaciones, ha de ser largo y complejo, porque no se puede borrar de un plumazo las posiciones encontradas entre las partes, y porque hay fuerzas poderosas que no están de acuerdo con ello y se oponen a eliminar, en particular, el bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. contra la isla, decisión que está en manos del Congreso, dominado actualmente por los republicanos. Pero no sólo en el tema del bloqueo hay desacuerdo, pues se han hecho declaraciones por autoridades norteamericanos en las que se pretende continuar la política injerencista de ese país, en tanto Cuba ha expresado su fidelidad a los principios y valores que han alimentado a la Revolución a lo largo de estos años de luchas. Así, por un lado Obama anunció el 17 de diciembre, como se ha publicado por agencias de prensa internacionales y la prensa nacional, que Estados Unidos colaborará con Cuba en temas de interés mutuo, como migración; operaciones antidrogas; protección medioambiental y tráfico de personas; incremento de los viajes y el comercio; y que los viajeros norteamericanos podrán utilizar tarjetas de créditos y débito aquí. Además, se autoriza el aumento del monto de las remesas que pueden ser enviadas a familiares en Cuba y la eliminación de los límites para enviar remesas que apoyan a proyectos humanitarios, al pueblo cubano y al emergente sector privado; la facilitación de las transacciones autorizadas entre Cuba-EE.UU.; y la autorización para incrementar las conexiones de las telecomunicaciones entre Cuba y Estados Unidos, aunque estas medidas implican un análisis previo y un acuerdo con el Gobierno cubano para poder llevarlas a cabo. Al mismo tiempo, el presidente Obama a la vez que reconoce el fracaso de la política de aislamiento de USA hacia Cuba, demuestra que los objetivos de destruir la Revolución no han cambiado, sino los métodos, cuando dice: “...si usted ha estado haciendo lo mismo durante 50 años y nada ha cambiado, usted tiene que intentar algo diferente si quiere un resultado diferente. Y esto nos brinda una oportunidad para lograr un resultado diferente porque de repente Cuba se abre al mundo de una forma que no había sucedido antes”. Acerca de algunas ideas de la Administración estadounidense en este sentido, el Dr. en Ciencias Históricas, Elier Ramírez, apunta en La JIRIBILLA, que USA pretende “hacer que los ciudadanos tengan cada vez más independencia económica del Estado”; “los cubanos americanos serán nuestros principales embajadores de la libertad”; “romper el bloqueo informativo” ; “apoyar la sociedad civil en Cuba en materia de derechos humanos y democracia”; empoderar al pueblo cubano y al naciente sector privado en Cuba”. Por cierto, que aquí se podría preguntar, ¿quién bloquea realmente la informática de esta nación, si no es EE.UU.? ¿ A qué sociedad civil se refiere, a los CDR, la FMC, la CTC, la FEU, que integran parte de nuestra sociedad civil? ¿ Qué se busca con empoderar al sector privado?. Evidentemente son otros métodos, pero con la misma intención imperialista. A esto se suma que el mismo presidente Obama, la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson, quien presidió la delegación a las conversaciones sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, dirigentes del Congreso y otros voceros de la Administración norteamericana, han expresado en distintos momentos, que no levantarán el bloqueo, que no limitarán su apoyo a los activistas y disidentes cubanos, que no entregarán la Base naval de Guantánamo, ni eliminarán la Ley de Ajuste Cubano. Entonces, para qué quieren normalizar las relaciones diplomáticas: esta dicho, para destruir la Revolución por otros métodos, no el del palo, sino el de la zanahoria y mejorarlas relaciones con los países del hemisferio que no están de cuerdo con la política de hostilidad contra Cuba: Veámoslo en las propias palabras del Presidente estadounidense: “…el sentido que tiene que tiene normalizar las relaciones es que nos brida más oportunidad de ejercer influencia sobre ese gobierno que si no lo hiciéramos…pero lo cierto es que vamos a estar en mejores condiciones, creo, de realmente de ejercer alguna influencia , y quizá entonces utilizar tanto la zanahoria como palos”. Por su parte, Cuba ha expresado su posición ya desde el 2009, y la mantiene actualmente, como temas fundamentales para el diálogo, entre otros, el levantamiento del bloqueo, la exclusión de la lista de estados patrocinadores del terrorismo, la abrogación de la Ley de Ajuste Cubano y la política de “Pies Secos Pies Mojados”, la devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo, fin de la agresión radial y televisiva, y el cese de la financiación de la contrarrevolución y la subversión interna, sin lo cual, como ha dicho el presidente Raúl, no es posible la normalización de las relaciones bilaterales. Según NBC News/The Wall Street Journal, la mayoría de los estadounidenses aprueba el restablecimiento de las relaciones con Cuba. En una encuesta del 20 de enero pasado, el 60 % aprueba l decisión, el 30 % la desaprueba y el 10 % dice que no está seguro. Asimismo, dos tercios de los norteamericanos más jóvenes ( 18-34 años) están de acuerdo con esa decisión, en tanto los adultos son el 53 %. Y en una encuesta del pasado fin de semana, en ese país, el 70 % de los hispanos está a favor de las relaciones diplomáticas y el 68 % de la relaciones comerciales, todo lo cual deben tener en cuenta a la hora de decidir. Lo expresado en este trabajo no significa que estoy en contra de las conversaciones para la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, por el contrario, me alegro mucho si como esperamos es para el bien de la Patria. Sólo estamos uniendo nuestra voz a los que llaman a estar alertas, como nos ha enseñado Fidel; a no subestimar la capacidad del imperialismo de crear confusión y falsas ilusiones. Esta situación es un reto para los cubanos. Hay que movilizar la sociedad civil de la que tanto se habla, es decir, las organizaciones de masas y sociales, para articular una respuesta adecuada a esta nueva etapa que vivimos, y que esta constituya nuestro principal y más poderoso bastión de resistencia política, social y cultural, pues no pocos vendrán a sublimizar las ideas del mercado y el consumismo; a estimular supuestas reivindicaciones sociales, raciales o de sectores que pretenden soliviantar para que crucen la línea. En el bloc La “Pupila Insomne” se advierte sobre un asunto de primer orden en estos momentos: “El posicionamiento para los nuevos tiempos no es, ni debe ser, sólo en defensa de la soberanía ante el imperialismo, sino en defensa, en el frente interno, del rumbo socialista, y ello requiere un mayor control sobre el burocratismo”, así como la eliminación de otros males que lastran nuestra sociedad, y que cada cual haga, como se requiere, lo que le corresponde hacer.

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