miércoles, 25 de febrero de 2015

Santiago musical

Hacia el Aniversario 500 RAFAEL CARELA RAMOS Santiago de Cuba es una ciudad musical. Aquí la música forma parte de la vida del santiaguero, acompañándolo en las fiestas, el trabajo, en el descanso, y hay hasta quienes de acuestan a dormir con música. En Santiago nació el bolero, con “Tristezas” de Pepe Sánchez, en 1886; y se desarrolló el son, como lo conocemos hoy, a finales del siglo XIX (según www.conexión cubana. net), y tocaron y cantaron famosos tríos como el de Matamoros, el dúo Los Compadres, el grupo de “Ñico” Saquito, y los coros Orfeón Santiago y el Madrigalista, entre otros, conocidos internacionalmente. Reconocidos cantantes como Sindo Garay, Pacho Alonso con sus Bocucos; y más recientemente Eladio Ochoa, ganador de premios Granmi, y otros que dejaron su impronta en las venas de la ciudad, quizás menos conocidos, han mantenido la tradición a lo largo del tiempo y el espacio. Dan vida también, a esa tradición musical. la existencia de centros como la Casa de la Trova, donde actúan viejos y nuevos trovadores, desgranando las notas musicales y letras que le salen del alma; la Casa del Caribe y la Casa de África, actualmente en reconstrucción, que tienen la actuación de grupos musicales como parte de su quehacer; y por donde desafilan visitantes extranjeros y nacionales; así como los focos y proyectos culturales de las comunidades santiagueras. Pero subsisten, junto a los más conocidos, algunos de los llamados hombre orquesta, que de modo personal le sacan música a tambores, cencerros, maracas, platillos, y la voz que la naturaleza le dio a cada uno, a la vez, siempre premiados por la presencia de público. De modo especial, todos los años se celebran en Santiago el Festival del Son y la muy especial Fiesta del Caribe, dedicada cada año esta última a un país de la región. Los días de este festival son verdaderas fiesta de pueblo, que disfruta desfile por las principales arterias de la ciudad de grupos foráneos con su música autóctona. El punto culminante de la fiesta es la quema del Diablo, en una ceremonia que se lleva a cabo, al final del desfile, en la espaciosa Alameda Michaelsen, junto a la bahía. La centenaria Conga de los Hoyos, es la manifestación de júbilo popular más relevante. Como ninguna otra, “Los Hoyos”, arrastran tras de su toque inigualable a cientos de personas que, sudorosas pero plenas de goce, “arrollan” lo mismo loma arriba que loma abajo, por la irregular topografía santiaguera. Podría decirse mucho más, pero basta con esto, pues temo dejar fuera, involuntariamente, a figuras valiosas, porque Santiago de Cuba es, básicamente, una ciudad musical.

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