RAFAEL CARELA RAMOS
René González, uno de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos presos injustamente en Estados Unidos, que recientemente cumplió su sanción y se encuentra en “libertad supervisada”,fue autorizado a visitar a Cuba para ver a su hermano Roberto, gravemente enfermo.
La moción fue aprobada por la jueza Joan Lenard, de la Corte para el Distrito Sur de la Florida, quien ha estado a cargo del caso, iniciado cuando fueron detenidos arbitrariamente, el 12 de septiembre de 1998.
La decisión, que a mi juicio es como una luz dentro del enrarecido túnel de violaciones y abusos cometidos en este proceso contra los Cinco, está empañada por una serie de condicionamientos e imposiciones que inducen más a la crítica que al reconocimiento.
La jueza determinó René, una vez recibido el permiso del Gobierno de EE.UU.,debe entregar el itinerario detallado del viaje, su localización en Cuba e información de contacto en el país, y reportarse telefónicamente con su oficial probatorio, así como que todas las condiciones de la “libertad supervisada” de René permanecen invariables y tiene que regresar a los Estados Unidos en cuanto se cumplan dos semanas, a partir de la fecha del viaje.
Nada más que le falto que tiene que venir esposado y custodiado por carceleros de ese país. Tanto es el odio contra Cuba y los cubanos.
Cuando uno lee estas exigencias, le parece que la persona del caso se trata de un criminal peligroso, al que hay mantener en estrecha vigilancia, cuando René fue injusta y arbitrariamente detenido y encarcelado por defender a su país de las acciones de grupos terroristas asentados en Miami.
Esto no es una afirmación mía, sino del Grupo de Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas, que en mayo de 2005 así lo calificó, por las violaciones e irregularidades que han tenido lugar en este proceso, sin dudas descalificador para la justicia de USA.
Los hombres y mujeres justos y honestos de este mundo, que anda cada vez más de cabeza, esperan que más temprano que tarde la justicia se haga presente, para que hechos como estos que han tenido que enfrentar René y el resto de los Cinco, no vuelvan a ocurrir, y prevalezca la razón por encima de odios y prejuicios políticos entre hombres y naciones.
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