viernes, 9 de marzo de 2012

Millones de niños sufren de privaciones en el mundo; ninguno es cubano



RAFAEL CARELA RAMOS
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dio a conocer en su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2012,  que más de mil millones   de niños y niñas de todo el planeta viven en ambientes urbanos,  y que un buen número de ellos padecen de marginación y privaciones.
De acuerdo con este informe, si bien muchos niños disfrutan de las ventajas que ofrece la vida urbana, cada vez  a más infantes se les niegan derechos básicos como el agua potable, la educación, salud y recreación, a pesar de  la existencia de estos servicios.
El informe propone una serie de medidas necesarias para favorecer el desarrollo de las ciudades y la protección de los derechos de la niñez, comenzando porque se debe hacer un análisis completo del alcance, la naturaleza de la pobreza y la exclusión urbana que afecta a los niños. Esto permite la comprensión de la exclusión, la identificación y la eliminación de barreras al acceso de servicios, a la protección jurídica y los derechos de propiedad.
De igual forma, las autoridades deben concentrarse en las necesidades específicas y prioritarias de los niños por medio del desarrollo de la infraestructura necesaria y la prestación de servicios
 Por tal razón, el organismo de la ONU recomienda a los gobiernos a otorgar a los niños un lugar en los procesos de planificación urbana y a ampliar y mejorar los servicios fundamentales, pero que  su disfrute incluya a toda la población.
Dentro de este contexto no están incluidos los niños cubanos, gracias a la prioridad que le concede el Gobierno cubano, que se preocupa, de acuerdo con las posibilidades del país, por su
atención integral y desarrollo físico e intelectual, reconocido públicamente por José Juan Ortiz, jefe de la Oficina del UNICEF en este país, desde hace unos años.
Pero, además, este organismo de Naciones Unidas reveló recientemente que “Cuba es el  único país latinoamericano  sin desnutrición infantil, mientras existen en el mundo 146 millones  de niños  que sufren este problema”.
El Estado cubano, aun en medio del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra esta nación, se esfuerza por mejorar la alimentación, especialmente de aquellos grupos más vulnerables, garantizando a la niñez una canasta básica que contiene un litro de leche diariamente, desde cero a siete años de edad, junto a compotas, jugos, cárnicos, y otros alimentos que recibe toda la población.
Los niños de aquí, al nacer, tienen asegurada la vacunación contra 13 enfermedades infecciosas; la difteria, el sarampión, la tos ferina, la poliomelitis y la forma clínica del tétanos,  que ya no existen aquí; además de la tuberculosis, tifoidea, rubéola, paludismo, parotiditis, meningis B-C y la hepatitis viral B.
Este programa de vacunación, desde que se implementó, ha evitado la muerte de más de 20 mil niños.
Y por citar un tercer derecho humano, vital para el desarrollo de los infantes cubanos, tenemos que cerca de tres millones de niños y niñas y jóvenes, más del 99 %, estudian en el presente curso escolar en Primaria o Secundaria Básica, es decir, de 6 a 16 años.
Sabemos que lo alcanzado no es suficiente, pero estas son cuestiones objetivas que establecen la diferencia entre lo que tiene lugar en Cuba y en otros países, como resultado de una política del Gobierno que sitúa a la niñez como su bien más preciado.

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