jueves, 30 de mayo de 2013


 EL RINCÓN DE SANTIAGO
LAS LOMAS FORMAN PARTE 
DEL PAISAJE Y LA VIDA
DE LOS SANTIAGUEROS
RAFAEL CARELA RAMOS

Es difícil encontrarse en Cuba una ciudad con igual topografía que Santiago de Cuba, donde las lomas forman parte del paisaje.

Desde que usted va llegando a la ciudad por la carretera de Ocho Vías,
la Carretera Central o la de Siboney, a un lado y otro,  lo van flanqueando  las lomas, en esta época reverdecidas por las lluvias y los aires primaverales.

Una vez en el centro histórico de la urbe comprobará que, efectivamente, Santiago de Cuba fue fundada hace casi 500 años por el español Adelantado Don Diego Velásquez, a orillas  del mar, pero con asiento en pequeñas y altas lomas, que se dan la mano aquí y se  separan allá, para volver a enlazarse por las calles pavimentadas  y  las viviendas unidas apretadamente, muchas veces por una misma pared.

De norte a sur, desde el Paseo Martí hasta la  Avenida 24 de Febrero (Trocha), y desde este a oeste, de la Central a la Alameda Michelsen, Santiago es atravesada por  calles empinadas, con viviendas en los firmes que uno no sabe cómo pueden mantener el equilibrio y no venirse abajo por lo inclinadas que están.

Hay personas que dicen que no pocas mujeres santiagueras tienen bien desarrollados los músculos de las piernas y los glúteos, por el constante ir y venir, subir y bajar por las lomas del centro  de la ciudad, haciendo sus menesteres cotidianos.

Podrá ser verdad o no,  investigación que sería interesante y divertida, pero lo sí es cierto es que las lomas forman parte  del paisaje santiaguero, de sus avatares y modo de vivir, y de que en la etapa de la lucha contra la dictadura que oprimía al pueblo cubano, antes de 1959.   

Como una extensión de las lomas citadinas, las montañas santiagueras circundantes no sólo han  sostenido sus entrañas las semillas de valiosos  granos como el café,  frutas y viandas de alta demanda popular, sino que tradicionalmente  han  cobijado a bandoleros, evadidos de la justicia, aventureros,  caciques y campesinos sin vara en tierra y que en la última etapa de la lucha insurreccional contra la dictadura batistiana  fue campamento, cuartel general y cobija de los guerrilleros rebeldes que bajaron como luz de aurora para  redimir la Patria.

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