lunes, 1 de octubre de 2012


LOS VALORES NO SE CAMBIAN  
RAFAEL CARELA RAMOS
La vida suele ponernos en situaciones inesperadas, en las que se ponen a flote lo que somos.
Después de hacer unas compras en el  santiaguero mercado agropecuario del EJT, me encaminé hacia la salida del centro. Atrás iban quedando la música estridente, los gritos de los vendedores en las carpas, el regateo de los clientes, los mostradores llenos de productos, el caminar de la gente para aquí y para allá.
Delante de mí caminaba una mujer con sendos bolsos en las manos. Llegando a la puerta de salida algo se le cayó de la cabeza. Ella se detuvo, puso los bolsos en el suelo e intentó recogerlo. Me adelanté, y en el momento de inclinarme sobre el objeto, vi que era la bandera de Estados Unidos en forma de pañoleta.
Casi me detuve en el aire. Se trataba de la bandera de una nación que lleva más de 50 años agrediendo al país de las más diversas formas: con un bloqueo económico, comercial y financiero,  ilegal e inhumano, que le ha costado enormes pérdidas económicas y sufrimientos a miles de personas; apoyando ataques terroristas contra oficinas en el extranjero y diplomáticos cubanos; organizando  atentados contra dirigentes cubanos; estimulando el asesinato de personas inocentes; y aplicando una política general contraria a todo lo que signifique Cuba.
Dudé un instante, pero recordé que nunca en este país en revolución se ha vejado, roto o quemado una bandera de Estados Unidos ni de ningún  otro país, porque respetar los símbolos patrios es un valor enseñado. Me agaché, recogí la pañoleta y se la entregué a la mujer. Salimos del mercado y tomamos direcciones diferentes.   
La vida suele ponernos en situaciones inesperadas.

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