miércoles, 17 de julio de 2013

Las prácticas de la NSA poueden definirse como fascismo global: Patrick Hemmíngsen




El espionaje norteamericano a sus aliados disparó las alertas y teorías en el mundo.
El espionaje norteamericano a sus aliados disparó las alertas y teorías en el mundo.
Los gobiernos que espían a sus ciudadados trabajan mano a mano con las transnacionales. Esta colaboración no es otra cosa que fascismo global, según opina Patrick Hemmingsen, escritor, periodista de investigación y fundador de 21CenturyWire.com .
“El Gobierno de Estados Unidos a través de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) les entrega el dinero de los ciudadanos, pagadores de impuestos, para que estas empresas puedan ganar, concediendo a la NSA a cambio todos los datos de los usuarios”, señala Hemmingsen.
“Esta alianza diabólica entre los gobiernos y las transnacionales puede definirse como fascismo, aunque el carácter global de estas operaciones puede requerir un nombre nuevo y especial”, recalca.
Lo que ha permitido a las agencias tipo NSA actuar con tal impunidad es que los gobiernos han sacado partido a la paranoia después del 11 de Sepetiembre, destaca el especialista.
¿Dónde está la crisis política?
Según las revelaciones de Snowden, publicadas en la revista alemana ‘Der Spiegel’, la NSA inspecciona decenas de millones de llamadas telefónicas y los datos de millones de usuarios al día. Los EE.UU. “están acostados con los alemanes, igual que con muchos otros estados occidentales”, recoge la revista la declaración de Snowden. Además, según estas revelaciones la inteligencia de EE.UU. trata a Alemania como “socio de tercera clase”.
NSA Fascismo
Pero la noticia no ha ocasionado un escándalo internacional, destaca Henningsen. “En condiciones normales esto provocaría una crisis diplomática entre los miembros de la Unión Europea y EE.UU.; pero los tiempos no son normales”, dice el experto.
Es obvio para la gente de todo el mundo que el Gobierno federal de EE.UU. y la NSA están fuera de control y deben ser parados cuanto antes para preservar la dignidad que les queda, cree Henningsen, añadiendo que la actitud actual de EE.UU. no demuestra que la reputación sea la prioridad del país.
“Lo que los líderes políticos no han entendido todavía es que cuando se acaba con la reputación, termina también la confianza, y la situación es bastante peligrosa”
(Con información de AFP)

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